martes, 1 de febrero de 2011

De mis pasos


Cuando fijé la mirada en mi talón

me dí cuenta de los pasos que había dado.

Toqué esa corteza dura, amarillenta,

a punto de borrarse

y se me reveló la verdad del peso del tiempo:

que todos los caminos recorridos

son insuficientes y que habían borrado

y aplanado mis surcos.


Todo el peso de mi cuerpo y del tiempo que pasa sobre él

se apoya en estos dos soportes.

Mi juventud que los hacía ver rosados y suaves ya no estaba.

Ahora la superficie es áspera y no provoca caricias.

Al contrario de las marcas de los árboles

mis talones van borrando las líneas de la piel.


Cada año recorrido crea manchas y ampollas

y va desgastando la carne.

Soy un árbol creciendo de reversa

Con una boca cada vez más cursi.

1 comentario: