El árbol no enterrará jamás sus hojas.
El perro no cagará donde antes ha comido.
Mi sombra sin embargo seguirá parada frente a mí
acostumbrándose a estos desechos.
No encuentra la abertura ni el anzuelo;
este pez no puede morir por su propia boca.
Los frutos se podrirán al filo de los labios
y probaré al fin la suerte del destierro.