Esta lista nunca hará justicia con el montón de cuentos buenos que han pasado por mis ojos pero que mi memoria (siempre tan mala) no me dejará incluir. Según aparezcan en mis recuerdos y entre mis manos seguiré anotándolos. La lista no tiene pretensiones más que las mías nemotécnicas y no es un
top ten por lo que el orden de aparición de los cuentos no guarda relación con su calidad o preferencia sino solo con mi más mundano capricho. (Por supuesto es una arrogancia el título de la entrada)
El Aleph de Jorge Luis Borges
El corazón débil de Fiodor Dostoyevski
Catedral de Raymond Carver
El amor es ciego de Boris Vian
Luvina de Juan Rulfo